La Ile de Ré a las puertas de la Vélodyssée
La Vélodyssée es el nombre que se le ha dado a la excepcional ruta en bicicleta que bordea el Atlántico, desde Bretaña hasta el País Vasco francés. Atraviesa una parte del departamento de Finisterre, Morbihan, el Loira Atlántico, Vendée, nuestra querida Charente Marítima, continúa en Gironda, recorre las Landas y luego, los Pirineos Atlánticos. La Vélodyssée se extiende en 1200 km de carriles bici y vías verdes principalmente rodeadas por el océano Atlántico.
La Vélodyssée en Charente Marítima comienza al norte, pasando el Pont du Brault, frontera con Vendée a lo largo del Sèvre Niortaise. Este primer tramo de la ruta es una etapa natural que recorre en una primera parte, el estuario del Sèvre Niortaise y luego, el canal de Marans en La Rochelle.
Al llegar a La Rochelle, ¡se puede recorrer una etapa! La Rochelle y sus casas de entramado de madera, sus calles con arcos, sus torres medievales, su mercado, su puerto viejo y el de minimes, sus museos, su acuario, sus salas de espectáculos y conciertos, sus actividades como el Grand Pavois o Francofolies... y que hacen de la capital del departamento, una ciudad donde se vive bien.

Después, la Vélodyssée le lleva directamente hacia Châtelaillon, Fouras, Rochefort, Marennes, Royan, pero antes de continuar hacia el sur del departamento, es imprescindible desviarse y dar una vuelta por la Ile de Ré. La Rochelle y la Ile de Ré están unidas por excelentes carriles bici. Hay que contar al menos 20 minutos para atravesar el puente de la Ile de Ré desde el centro de La Rochelle. El puente también tiene una vía de doble sentido reservado para las bicicletas y por supuesto, cruzarlo es gratuito y está completamente separado de la circulación de automóviles.

Al llegar a la Ile de Ré por el carril bici, rápidamente le seducirá un sentimiento de bienestar, las ganas de recorrer los 110 km de carriles bicis a través de marismas, bosques y reservas naturales... Aparecerá una diversidad de paisajes, desde landas salvajes a salinas, bosques que llevan a las playas, y luego, encantadores pueblos «SO». Con 30 km sin cuestas, la isla es un verdadero paraíso para los ciclistas tanto si son deportistas como ociosos.