
En esta mañana de agosto, nos dirigimos a la zona artesanal de Loix. Siempre es un placer llegar a esta península dentro de la isla, con sus salvajes y hermosos paisajes de marismas. En el acto, Jean-Pierre Paullet nos da la bienvenida y nos acompaña a su guarida: la oficina situada en la parte trasera del taller de producción donde, desde hace más de diez años, trabaja entre bastidores para ayudar a que se produzca la magia. Todo empezó en 2014, cuando Jean-Pierre y Marie-Paule Paullet, una pareja apasionada y complementaria -ella química e ingeniera perfumista, él antiguo marroquinero y riguroso seleccionador de materias primas-, decidieron hacerse cargo de una pequeña fábrica de jabón local. Impulsados por su pasión por los valores tradicionales y confidenciales, bautizaron la empresa con el nombre de Loix & Savons. Junto con sus dos hijas, Marie-Julie y Charlotte, inculcaron una visión familiar combinando el saber hacer tradicional con fórmulas naturales. Su ambición es clara: convertirse en auténticos jaboneros, no sólo en vendedores.